Golpeaban
mis sienes los latidos
por
amor y deseo desbordado
sintiendo
que el dios Eros, ya olvidado,
presente
se encontraba en sus gemidos.
Absorbí de su flor... todo un enjambre
de
pétalos cerrados, nunca abiertos
y
bebieron de mí, labios sedientos,
libando
las esencias... de mi estambre.
Al sellar con el beso mil promesas,
se
iluminó su tez de porcelana,
entreabrió
sus columnas de alabastro,
apagué
en su cuerpo las pavesas
restantes
de mi vida cortesana
y
su vientre tomé de nuevo claustro.
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2 comentarios:
Arte y sutileza, capaces de acariciar el alma del lector. Un soneto que despierta admiración y sana envidia.
Mi más entusiasta felicitación, querido amigo, y que las musas sigan amándote.
Va un cordialísimo abrazo.
Ram-Ona
Gracias, mi querida fan, todas las musas fueran como tú, la inspiración no me faltaría.
Va un beso en el claror de esa media luna que te dejará a los pies de tu cama.
....................Carlos
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