martes, 7 de junio de 2011

LA LLAMA DE UN CANDIL

Absorto en los linderos de la noche
contemplo el mar abierto ante mis ojos
y memoro las aguas de otros mares
teñidas como éstas de amaranto
cuando las besa el sol,

días de antaño
que surcan la memoria
despertando las ansias de volver,
y me pregunto
si habrán nuevos rincones como otrora
en ese devenir que está a mi puerta
mordiendo las entrañas por la espera.

¿Es demencia creer que pueda oír
el trino de gorriones otra vez
al despuntar el alba?
¿Que lata el corazón ante la vida
y aleteen alondras sobre mí?

Amigos que leéis las dudas que me afligen,
decidme;

¿Es posible que queme la cera por dos veces?
¿Cómo salvar el fuego del Infierno?
¿Cómo rasgar las redes que me atrapan?
¿Y cómo respirar la libertad
aprisionada?

Diréis que es fantasía y no es así.
La fe no me abandona
mientras alguien mantenga el candil de la esperanza.
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